Práctica coercitiva que obliga a formar, afiliarse o participar en asociaciones o a reunirse, sin el consentimiento o en contra de la voluntad de las personas. Estas prácticas constituyen una violación del derecho de libre asociación y reunión, porque quebrantan la esencia y el atributo principal de estos derechos que es la libertad de toda persona para elegir con quién asociarse o reunirse y la forma en que lo harán efectivo. La Declaración Universal de los Derechos Humanos establece en su artículo 20: “Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas. Nadie podrá ser obligado a pertenecer a una asociación”. Es también parte de estas prácticas cuando se obliga a que las personas se reúnan o se asocien para perseguir fines impuestos por el Estado o por terceros y a funcionar según una estructura o un programa de actividades autorizadas por agentes externos (públicos o privados).