Sistema de gobierno en el que el poder político nace de la voluntad del pueblo, expresada y ejercida libremente. En la democracia, la autoridad que se ocupa de este poder es legítima, si fue elegida a través de procesos que expresen fielmente la voluntad del pueblo, dentro de un determinado período de mandato, que garantice que esa voluntad sigue vigente, y si esta autoridad cumple con las obligaciones y responsabilidades que se les ha encomendado para procurar y proteger los derechos de todos los ciudadanos, sin discriminación alguna. Proteger los principios de la democracia ha exigido otros requisitos para considerar un sistema de gobierno como democrático: a) respeto al estado de derecho y a todos los derechos humanos; b) participación en la conducción de los asuntos públicos, directamente, o por conducto de representantes libremente elegidos, mediante elecciones periódicas, inclusivas, libres y limpias realizadas por sufragio universal, igual y secreto, que garantice la libre expresión de la voluntad de los electores; c) separación y autonomía de los poderes públicos, e independencia del poder judicial, como garante de la protección contra la impunidad, la corrupción y el abuso de poder; d) existencia de instituciones sólidas dirigidas por funcionarios constitucionalmente investidos, que actúan con transparencias y son responsables de sus actos; e) un sistema pluralista de partidos y organizaciones políticas, medios de difusión libres, independientes y pluralistas; y f) unas fuerzas armadas subordinadas a la seguridad nacional y no a intereses políticos.